Comunicado Conjunto AEPP y Mares con motivo del 25 de noviembre, Día Internacional para la eliminación de las Violencias contra las Mujeres
25 de noviembre, Día Internacional para la eliminación de las Violencias contra las Mujeres
A partir de 1999, Naciones Unidas establece el día 25 de Noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; con motivo de este día, la Asociación Española de psicología perinatal, y la Sociedad Marce Española de Salud Mental Perinatal (MARES), queremos unirnos a las reivindicaciones en torno a la erradicación de toda violencia contra las mujeres, poniendo el foco en la Violencia Obstétrica (VO).
La violencia contra las mujeres sigue siendo una lacra en nuestra sociedad; en el mundo en general, mujeres y niñas se ven sometidas a lo largo de su vida a diferentes formas de violencia por el simple hecho de ser mujeres; violencias físicas, sociales, económicas, psicológicas, laborales, sexuales…, y también a una violencia que surge dentro del sistema sanitario y que les afecta a lo largo de toda su vida, relacionada con su salud sexual y reproductiva: la violencia obstétrica.
Aunque el lema de este año, impulsado por el ministerio de Igualdad, es “España es otra”, como sociedades científicas que atendemos a la salud mental perinatal, queremos puntualizar que, si bien “es otra”, todavía queda un largo camino en este ámbito; de hecho, diferentes estudios siguen señalando que, en nuestro país, un 64,7% de las mujeres refieren haber sufrido VO, y de ellas, un 25,1% refieren maltrato verbal, un 54,5% físico y un 36,7% psicoafectivo1.
Dentro de este tipo de violencias ejercidas contra las mujeres, cabe destacar aquellas que tienen lugar en las cesáreas, procedimiento cuyas tasas sigue siendo muy elevadas y que, en ocasiones, se desarrollan vulnerando derechos básicos de las mujeres como la ley de autonomía del paciente y las recomendaciones de buenas prácticas en la atención al parto normal.
En España, la presencia de la pareja / acompañante durante el parto por cesárea aún no es una práctica consolidada, si bien es cierto que existen grandes diferencias entre sus distintas regiones. Cuando revisamos las causas, vemos que se trata mayormente de una cuestión cultural y organizativa, de manera que, al tratarse de una cirugía, se aplican protocolos propios del ámbito quirúrgico sin tener en cuenta la trascendencia del evento del nacimiento en la vida de las familias.
Pero, ¿representa algún riesgo la presencia del acompañante en quirófano?
Existen publicaciones que datan del año 1982 demostrativas de que, la presencia de acompañante en quirófano durante las cesáreas no se asocia a mayor riesgo de complicaciones maternas ni neonatales. Investigaciones posteriores, han replicado los mismos resultados3,4.
En cambio, al indagar sobre los posibles beneficios de esta práctica, sí se ha reportado una mejora de la satisfacción de las pacientes y sus familias, así como una reducción en la ansiedad que experimentan las madres durante la cirugía, con el subsiguiente impacto que puede comportar a medio y largo plazo sobre su salud física y mental5. la presencia de la pareja durante la cesárea, interviene positivamente en la instauración de la lactancia materna intraquirófano, en aquellas pacientes que lo desean.
Por todo ello, como sociedades científicas, queremos promover el respeto al acompañamiento de la mujer por parte de la aquella persona de su preferencia durante el parto por cesárea, y facilitar esta práctica, considerando como única excepción aquellas situaciones de emergencia que, al requerir una resolución inmediata, imposibiliten incorporar la figura del acompañante. Y con todo ello, avanzar un poco más en la erradicación de la VO en nuestro país.
Enlaces:
1 The magnitude of the problem of obstetric violence and its associated factors: A cross-sectional study Martínez-Galiano JM, Martinez-Vazquez S, Rodríguez-Almagro J, Hernández-Martinez A. The magnitude of the problem of obstetric violence and its associated factors: A cross-sectional study. Women Birth. 2021 Sep;34(5):e526-e536. doi: 10.1016/j.wombi.2020.10.002. Epub 2020 Oct 17. PMID: 33082123.
2 Fathers in the cesarean section room and maternal/neonatal outcomes Sakala EP, Henry RA. 1988 Fall;8(4):342-6. PMID: 3236104.
3 The Charité cesarean birth: a family orientated approach of cesarean section
5 The Effects of Accompaniment on Maternal Anxiety During Elective Cesarean Delivery: A Quasi-experimental Study Gutiérrez NO, Cobo J, Calsina SP, Esteve YC, Oliva JC, Tricas JG. Matern Child Health J. 2023 Aug;27(8):1352-1360. doi: 10.1007/s10995-023-03677-6. Epub 2023 May 25. PMID: 37227622.
La violencia obstétrica existe: negarla es otra forma de violencia
Comunicado conjunto de la Asociación Española de Psicología Perinatal (AEPP) y de la Sociedad MarcéEspañola de Salud Mental Perinatal-MARES, a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
La violencia de género es una epidemia más en nuestra sociedad; las cifras son claras, y los informes de la ONU indican que una de cada tres mujeres ha sufrido violencia a lo largo de su vida.
La violencia contra mujeres y niñas supone una violación de los Derechos Humanos, la más generalizada en todo el mundo; y sus consecuencias a nivel físico, psicológico y social son de una extremada gravedad. Baste como ejemplo citar los datos de la ONU, que cifran en 137 el número de mujeres que son asesinadas por día en el mundo, a manos de sus parejas u otro familiar.
La crisis sanitaria por la COVID-19 ha agravado aún más la situación de violencia en la que viven muchas mujeres, no solo por tener que convivir con sus maltratadores, sinotambién por las dificultades para acceder a los recursos de ayuda necesarios.
Al hablar de violencia contra las mujeres, debemos hacer referencia a varios tipos o manifestaciones de la misma:
- Violencia económica.
- Violencia psicológica.
- Violencia social.
- Violencia emocional.
- Violencia sexual.
Y entre estos tipos de violencia, la AEPP y MARES queremos poner el foco en la violencia obstétrica, que afecta a las mujeres en los procesos relacionados con su salud sexual y reproductiva y ha llegado el momento de que deje de estar invisibilizada. No se trata de un hecho aislado, sino que, tal ycomo recogen diversos estudios, sus cifras alcanzan a más del 33% de las mujeres en nuestro país.
Aunque afortunadamente existen profesionales sanitarios sensibilizados con esta problemática y conscientes de la necesidad de erradicarla de sus consultas, todavía debemos denunciar la utilización de prácticas obsoletas, sin indicaciones médicas que las justifiquen, el trato deshumanizado, el maltrato verbal, la infantilización de las mujeres, entre otras manifestaciones de la violencia obstétrica.
Sin olvidar sus importantes consecuencias en la salud física y mental de las mujeres, sus hijos e hijas, tanto a corto, como medio y largo plazo. Sabemos y constatamos que muchas mujeres experimentarán trastornos de estrés postraumático tras sus partos, o desarrollarán tocofobia.
Si antes señalábamos que la situación generada por laCOVID-19 supuso un agravante para la violencia contra las mujeres en general, también debemos recordar su relevancia en el caso de la violencia obstétrica. En algunos momentos de esta pandemia, no se permitió a las mujeres en situación de parto estar acompañadas por sus parejas o persona de su elección, se les separó sin causa justificada de sus bebés, se practicaron inducciones al parto sin razones médicas que las justificaran plenamente, entre otras acciones.
La atención adecuada a la mujer, su pareja y la familia tras la muerte fetal o perinatal también merece una mención importante en este día. Desgraciadamente, no todos los centros sanitarios disponen de protocolos basados en la evidencia en estos casos.
No obstante, reconocemos la labor de algunas asociaciones profesionales, y de profesionales individuales, que comprenden la magnitud de este problema, poniendo cada día todos sus esfuerzos paramejorar la calidad de la atención a las mujeres en sus procesos sexuales y reproductivos, sabiendo que la atención respetuosa al parto y nacimiento es todavía un objetivo por alcanzar para la obstetricia.
La violencia obstétrica existe: negarla es otra forma de violencia. Identificarla es el primer paso para erradicarla.
VIOLENCIA OBSTÉTRICA: UN MAL ENDÉMICO QUE AZOTA LA SALUD Y LOS DDHH DE LAS MUJERES
Con motivo del Día internacional para la erradicación de la violencia contra las mujeres, la Sociedad Marcé Española de Salud Mental Perinatal (MARES) y la Asociación Española de Psicología Perinatal (AEPP), queremos poner el foco sobre la grave situación en España causada por la violencia obstétrica.
La violencia obstétrica, lejos de ser un fenómeno puntual o aislado, afecta a todo el territorio español. Hoy, 25 de noviembre, a propósito del Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Asociación Española de Psicología Perinatal (AEPP) y la Sociedad Marcé Española de Salud Mental Perinatal (MARES) queremos poner el foco en esta grave situación.
De acuerdo con una reciente investigación (“Violencia Obstétrica en España: percepción de las mujeres y diferencias interterritoriales”, Mena-Tudela, D. et al., 2020), llevada a cabo por un equipo de trabajo del Departamento de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universitat Jaume I (Castellón) y del Departamento de Obstetricia del Hospital do Salnés (Pontevedra), en España existe: “un serio problema de salud pública y de respeto a los derechos humanos en cuanto a la violencia obstétrica”.
En el referido estudio se analizaron las respuestas de casi 17.500 mujeres, de las 17 comunidades autónomas españolas, y el principal hallazgo es que 38,3% de las participantes percibe haber sufrido violencia obstétrica.
Otras cifras de esta investigación que deberían generar una seria reflexión, son las siguientes:
- 44,4% percibió que había sido sometida a procedimientos innecesarios y / o dolorosos, de los cuales no se solicitó consentimiento informado al 83,4% de las mujeres encuestadas.
- 67,9% cree que las instituciones de salud (estatales y regionales) no apoyan ni promueven suficientemente sus derechos de embarazo, parto, puerperio y lactancia.
- 34,5% afirmó que fue criticada por su comportamiento, a través de comentarios irónicos o despectivos.
- 31,4% dijo haber sido tratada con apodos o diminutivos infantiles.
- 48,0% indicó que le resultaba imposible resolver sus dudas o expresar sus temores o preocupaciones.
- 54,5% percibió que la atención recibida la hizo sentirse insegura, vulnerable, culpable, incapaz o indiferente.
Estas son las cifras de la violencia obstétrica, ocasionada por prácticas sanitarias obsoletas, desaconsejadas por la Organización Mundial de la Salud, y sustentadas por un contexto patriarcal que desvaloriza el cuerpo de la mujer.
Por eso, desde la AEPP y MARES reclamamos a las autoridades españolas que, en primer lugar, reconozcan la existencia de la violencia obstétrica, como hizo el año pasado la Organización de Naciones Unidas (Šimonović, 2019), y, en segundo lugar, adopten las medidas necesarias para hacer frente a la violencia obstétrica como una forma más de violencia contra la mujer.
En este sentido, valoramos positivamente la labor de lo/as profesionales de la atención al parto que comprenden y reconocen este grave problema y actúan para prevenirlo y combatirlo. El parto respetado es uno de los retos de la obstetricia para el siglo XXI.
Referencias
Mena-Tudela, D. et al., 2020. Violencia Obstétrica en España: percepción de las mujeres y diferencias interterritoriales”. (2020) Recuperado de: https://www.mdpi.com/1660-4601/17/21/7726/pdf
ONU, 2019. Informe de Dubravka Šimonović: Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica. https://www.ohchr.org/SP/Issues/Women/SRWomen/Pages/SRWomenIndex.aspx
Violencia Obstétrica: una variante de Violencia de Género
Con motivo del 25 de Noviembre, Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Asociación Española de Psicología Perinatal y la Sociedad Marcé Española de Salud Mental Perinatal (MARES), queremos hacer una reflexión acerca de la violencia que sufren las mujeres a lo largo y ancho de todo el mundo, a todos los niveles y con diversas manifestaciones (psicológica, económica, física…).
Este año, el Día Mundial se centra en la violencia sexual contra las mujeres, a la cual se refiere Antonio Guterrez (Secretario General de la ONU) como: “La violencia sexual contra las mujeres y las niñas tiene sus raíces en siglos de dominación masculina. No olvidemos que las desigualdades de género que alimentan la cultura de la violación son esencialmente una cuestión de desequilibrio de poder».
En el marco de la violencia sexual, no podemos obviar la “Violencia Obstétrica”, abordada por la ONU en un documento histórico que ha visto la luz este pasado verano. Bajo el título “Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica”, se evidencian las violaciones de los derechos sufridas por las mujeres en su salud reproductiva, especialmente embarazos y partos, y la atención obstétrica recibida con sus importantes secuelas físicas y psicológicas.
La violencia obstétrica es, pues, una forma de Violencia de Género, sustentada en un contexto patriarcal el cual ejerce su influencia en las prácticas de atención sanitaria realizadas a las mujeres en la etapa reproductiva y perinatal. Prácticas que tendrán importantes consecuencias a nivel de salud mental tanto en las propias madres como en su descendencia.
El reconocimiento de este tipo de violencia por parte de la ONU, y la lucha por su erradicación, da voz a las mujeres y asociaciones de mujeres que vienen reclamando una adecuada atención al embarazo y parto, denunciando las violaciones de sus derechos básicos en salud reproductiva y poniendo el foco en la necesidad de mejorar las actuaciones en Salud perinatal, basadas en la evidencia.
Así, nuestras dos sociedades, en este día, queremos hacer constar la importancia de actuar frente a la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones, recalcando la importancia de atender a la Violencia Obstétrica como forma de Violencia de Género.
Promover la salud mental perinatal… o no hacerlo
La Organización Mundial de la Salud dice: “La promoción de la salud mental tiene como objetivos proteger, promover y mantener el bienestar emocional y social y crear las condiciones individuales, sociales y ambientales que permitan el desarrollo psicológico y psicofisiológico óptimo, así como potenciar la salud mental respetando la cultura, la equidad, la justicia social y la dignidad de las personas.” (2004).
Por otro lado, desde la psicología perinatal se entiende el parto nacimiento como una experiencia única y trascendental para madre y bebé en todos los aspectos, la evidencia científica nos muestra cómo puede influir a corto, medio y largo plazo en la salud integral de amb@s. Relacionado con esto sabemos que la alta intervención obstétrica tiene efectos negativos en la madre y su bebé, tanto en la salud física como en la mental. Un informe recién publicado del Servei Català de la Salut ha analizado la utilización de recursos sanitarios según el tipo de parto entre 2014 y 2016 en Catalunya, y ha detectado un mayor uso de antidepresivos en las mujeres que han sufrido una cesárea. El porcentaje de mujeres con diagnóstico de depresión tras un parto aumenta, por lo que se ha comprobado, con el grado de instrumentalización del proceso.
Cabe añadir que la violencia obstétrica implica trauma, ya sea en forma de Trastorno de Estrés Postraumático después del Parto o como vivencia de Parto traumático. Entre otros, el meta análisis realizado en 2010 por un grupo de matronas e investigadoras sobre las percepciones y experiencias de las mujeres con partos traumáticos mostró como frecuentemente el trauma de las mujeres es el resultado de las acciones (u omisiones) de las matronas, médic@s y enfermeras (Elmir, Schmied, Wilkes, & Jackson, 2010)
Es indiscutible además, que el desarrollo de la criatura es un proceso interactivo entre variables del bebé y variables de su entorno, muy especialmente las de su madre. Por tanto, si hay algo que afecta a alguna de las dos partes de la diada también va a involucrar a la otra. Una psicopatología en la mamá, como por ejemplo, depresión posparto, trauma después del parto, dificultades psicológicas, etc. puede dificultar el establecimiento del vínculo, tan necesario para la salud como explica Gerhardt: “Favorecer el vínculo entre madre y bebé es: la forma más económica (y menos dolorosa) para promover la salud mental y prevenir tratamientos en la edad adulta… es de una simplicidad asombrosa.” (2004)
El sistema sanitario debería, por tanto, garantizar una atención que entiende la fisiología y la atención, no solo al parto sino a la mujer, que se interesa a la vez del embarazo, del parto, de la criatura y del posparto como continuum, y no como hechos aislados conectados entre sí. Así lo recoge también la “Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva.”, documento que explica el enfoque de la salud sexual y reproductiva desde una perspectiva de género, y con un planteamiento global, y la “Estrategia de Atención al Parto Normal” que tiene como objetivo mejorar la atención al parto normal, mejorando la calidad y calidez asistencial, eliminando las prácticas innecesarias y perjudiciales a la luz de la evidencia científica, ambas del Ministerio de Sanidad y Consumo. Realizar una atención perinatal en el sistema sanitario desde una mirada de prevención y promoción de la salud integral, está totalmente apoyada por la evidencia científica y las sociedades profesionales. Sabemos profesionalmente cómo es una atención perinatal de calidad, sin embargo seguimos escuchando en nuestro día a día, en consulta, en el centro de salud, en el hospital, en el parque o en los medios de comunicación ensañados con algún caso que implique “carnaza”(por cierto, mi agradecimiento a la FAME por este comunicado) como se vulneran estos principios, los derechos humanos en el parto/nacimiento y los derechos sanitarios de las mujeres, dañando a madres, bebés y familias en pos del “paternalismo”. La ausencia de profesionales de salud mental perinatal en la atención sanitaria a la maternidad daña a las madres y a sus familias. Todo esto nos recuerda lo necesario que es seguir trabajando para sensibilizar, informar y formar a profesionales de la salud no sólo en psicología perinatal, sino también en la atención obstétrica basada en la evidencia y con perspectiva de género.
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