270 gramos de realidad
Durante este mes de Febrero se ha estado representando en el Teatro Valle-Inclán, en pleno Lavapiés “Como una perra en un descampado”. Desde luego el título, no es aclaratorio en un principio, aunque luego quizá tome algo más cuando vas a ver la obra. En esta obra de teatro Claudia Cedó nos relata su propia vivencia de la pérdida de un hijo estando embarazada de 5 meses. La obra de teatro está realizada con un gran realismo, el teatro está dispuesto alrededor del escenario, es decir es una obra de 360 grados, lo que le da mucho dinamismo y exige a los actores unas habilidades brutales.
La obra está disparando continuamente tu emoción, con la presencia incómoda y brusca de las sombras de la protagonista que emergen durante toda la obra, desde el inicio hasta casi el fin. Sin caer en romanticismos, se describe el proceso de forma aleatoria de las vivencias de la protagonista Julia (interpretada por Vicky Luengo y María Rodríguez), y también de su pareja Pau (David Menéndez9 de la pérdida de un bebé esperado y deseado. Sin duda la búsqueda de la luz, es también algo que se espera durante la obra puesto que el proceso del duelo, también sería eso la travesía de un lugar desde lo oscuro hacia la luz. Quizá no sea la misma luz, pero a la luz al fin y al cabo.
El trabajo del Guion y la adaptación al teatro también es sorprendente, el grupo de actores también se adaptan y fluyen en la obra de forma que olvidas que estas en una sala de teatro porque logran que te sientas parte de ellos.
Sin olvidar en ningún momento que la protagonista es la mujer, también aparece la figura de la pareja, la importancia de su apoyo en estos momentos pero a la vez nos muestran cómo su vida sigue, no para y en cambio la futura madre se sumerge en la más profunda oscuridad.
En cuánto al papel de “la psicóloga” como psicólogas perinatales, quizá veamos algunos reflejos de nuestro trabajo…pero yo más que sentirme cercana a ella, me sentía cercana a la madre, tantas veces he escuchado a otras mamás palabras similares (e idénticas) a las que ella expresaba… tantas veces yo misma he escuchado alguna de ellas, e incluso alguna la viví yo… que cuando aparece “la psicóloga” aunque siento que es importante que al menos se nos da un lugar, que por fin aparecemos por otra parte siento cierta incoherencia porque no existe un solo servicio de Obstetricia en España que lleve más de 18 años trabajando en esto (como dicen en la obra de teatro). Ojalá esto algún día sea así, y empezamos a tener algunas especialistas pero no es lo habitual, es lo exclusivo diría yo. Y además que sean especialistas en psicología Perinatal aún menos, puesto que es una rama muy en pañales de la psicología en nuestro país. Por otro lado, muestra incluso dentro de la crudeza del momento, una atención y un trato bastante suavizado, cosa que por un lado me produjo alegría, puesto que eso significa que están cambiando las cosas en los hospitales. Pero también es cierto que son muchas, muchas las madres que aún hoy en día escuchan frases y comentarios, que son denigrantes y que demuestran una falta absoluta de respeto a la situación que están viviendo, siendo en ocasiones situaciones de Violencia Obstétrica.
Tras esta aparición de “la psicóloga” la obra nos lleva por una de las decisiones difíciles que tienen que tomar muchas parejas “seguir con el embarazo o no”. Y aquí aparece de nuevo otra sombra…la de la culpa, la del precipicio al que se está a punto de caer cuando queda en sus manos dicha responsabilidad que pesa como una tonelada de cemento gris…
En ocasiones entonces la obra se desplaza a un descampado, y al final se encuentra la belleza, tal y como en la obra se menciona “hay belleza en los descampados, pero tienes que acercarte a ella. Todos esos desperdicios tienen un significado. Al pequeño lo recordarás siempre, ese hijo muerto contiene toda la belleza del mundo”.
La obra merece desde luego muchísimo la pena, pero no haré más comentarios por si acaso alguien puede ir a verla por allí por donde continúe. Emergen muchas preguntas durante y después, que son las mismas que se hacen las madres, “cuánto tiempo se tiene que llorar a un hijo muerto” …como el mundo sigue, el mundo quiere que no pares, pero la realidad es heladora, el corazón se encoge y tu mundo es ese momento, ese en el que tienes que aceptar una dura realidad. No habrá otros, querías ese. Y aunque luego te puedas recomponer, aunque puedas continuar, todas nos sentimos igual, “Somos parte de la masa uniforme, de la cuál todas formamos parte. La lluvia se nos filtra por la pared, el agua entra inundando todo. Es la tierra es la vida. De la que somos parte”. Nuestros hijos también.
Diana Sánchez
20-02-2020