Desde la Asociación Española de Psicología Perinatal (AEPP), con motivo del 8 de marzo, denunciamos el grave retroceso sufrido en la atención sanitaria a las mujeres, sus bebés y familias como consecuencia de la situación sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19.

Desde esta asociación, que agrupa a profesionales que trabajan con la salud mental de las mujeres durante la etapa perinatal, hemos constatado que desde marzo de 2020, cuando se inició la crisis sanitaria por la COVID-19, se ha producido un deterioro significativo en la calidad de la atención a las mujeres durante el embarazo y el parto, algo apreciado también, y tristemente, en algunos casos de muerte perinatal; lo que ha afectado el bienestar emocional de las madres, sus bebés y parejas.

Este menoscabo que denunciamos se evidencia en ciertas medidas adoptadas por muchos hospitales, como:

-Impedir que la mujer acuda acompañada por una persona de su confianza a hacerse las respectivas pruebas relacionadas con el embarazo.

-Inducciones de parto sin que exista una causa médica que lo justifique.

-Impedimento de que una persona de la elección de la mujer esté presente durante el parto.

-Práctica de cesáreas “innecesarias”.

-Separación injustificada de la madre y el bebé tras el nacimiento.

-Visitas en solitario de la mujer a la recogida de pruebas de diagnóstico post mortem de sus bebés, tales como necropsias.

Desde que en 2007 se aprobó la Estrategia de Atención al Parto Nomal en el Sistema Nacional de Salud se habían producido importantes avances en la calidad de la atención a la mujer embarazada y durante el parto, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin embargo, durante la pandemia hemos visto con preocupación cómo se ha dado marcha atrás en importantes conquistas de las mujeres en materia de salud reproductiva y sexual, con el consecuente impacto negativo sobre la salud mental de las madres y de todo el sistema familiar.

Pese a documentos y recomendaciones de organismos internacionales, como la OMS o UNICEF, y de asociaciones profesionales, como la Sociedad Española de Neonatología (SENEO), la Asociación para la Promoción e Investigación científica y cultural de la Lactancia Materna (APILAM) o la Asociación Española de Promoción y Apoyo a la Lactancia Materna (AELAMA), en el sentido de la seguridad e idoneidad de la no separación madre-bebé tras el nacimiento o de la no transmisión del SARS-CoV-2 a través de la leche materna, no obstante se siguen aplicando protocolos que de forma injustificada contradicen estas recomendaciones y la evidencia científica.

En este sentido, como máxima responsable de la política del gobierno en materia de salud y asistencia sanitaria, le exhortamos a que lleve nuestra preocupación al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que usted preside, y haga un llamado a las direcciones de salud de las diferentes Comunidades Autónomas para que se retorne a la normalidad en materia de atención al embarazo y al parto, y se respeten derechos tan básicos de las mujeres como estar acompañadas durante el parto o no ser separadas de sus bebés después del nacimiento.

Vale la pena recordar que en marzo de 2020, antes de que de declarara la alerta por la pandemia, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), tomó una resolución en la cual insta al Estado español a adoptar políticas públicas para combatir la violencia obstétrica, cuya existencia ha sido reconocida recientemente tanto por la Asamblea General de las Naciones Unidas como por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.

Apelamos a su sensibilidad y la responsabilidad que emana de su cargo como ministra de Sanidad para que tome cartas en el asunto e impida que se sigan cometiendo prácticas abusivas en la atención sanitaria durante la etapa perinatal, y que, por el contrario, se reconozca el papel fundamental que también cumplen las mujeres que son madres en nuestra sociedad y se les cuide y proteja de la forma que merecen.

Un cordial saludo